¿Me estoy portando bien?

Os quiero presentar un caso ilustrativo en un aula en el que intervine hace algún tiempo. Lo llamaré el "caso de Sebas”, nombre ficticio. Creo que puede ayudar a algunos profesores a manejar mejor algunos problemas de conducta, más o menos frecuentes, como el de Sebas.
Niño tranquilo y con buen comportamiento
Imagen tomada de MorgueFile.com
CÓMO ERA SEBAS Tenía 7 años y al observarlo en el aula mostraba las siguientes conductas con alta frecuencia: se revolvía en el asiento, le costaba trabajo escuchar, hablaba y molestaba a los compañeros... Esta conducta aparecía en momentos en los que se le exigía escuchar y prestar atención a su profesor o a otros compañeros que participaban. Por el contrario, cuando había que trabajar en el cuaderno, mostraba más concentración y mejor comportamiento, quizás porque era una conducta que se había trabajado con él antes. Al observar la conducta de Sebas, se tenía la impresión de que su comportamiento escapaba de su voluntariedad, era como si no pudiera controlarse en esos momentos. ACUERDO ENTRE FAMILIA Y TUTOR Su tutor y su madre habían llegado a un acuerdo: al final de la mañana el tutor anotaría en la agenda si “se había portado bien” o si “se había portado mal”. De esa anotación en la agenda dependían muchos privilegios de la tarde en casa: habría o no juegos, televisión… La madre cumplía en general las medidas: si en la agenda aparecía la anotación “hoy se ha portado mal”, no cedía. Por eso Sebas sabía de la importancia de esa anotación y parte de la mañana la pasaba preocupado por la evaluación de su conducta:

-“¿me estoy portando bien?” preguntaba constantemente.

Cuando no lo hacía, el profesor también se lo advertía: - “Sebas, te estás portando mal”. Los padres y la tutora acudieron a mí cuando un día Sebas, había “falsificado” la agenda, tachó el mensaje del tutor y lo cambió por este: “saportado bien”. Una falsificación con 7 años los alarmó. ALGUNOS ERRORES Fue cuando me consultaron sobre la "falsificación" cuando intervine en el comportamiento del niño. Analizando la situación encontramos algunos errores, producidos sin mala intención:
  • Sebas no sabe en realidad qué se le está exigiendo, no sabe qué es concretamente “portarse bien”.
  • No muestra capacidad para evaluar su propia conducta: debería saber si efectivamente se está portando bien o no, y de esta forma no tendría que estar preguntando constantemente a su maestro.
Los dos errores anteriores provocan una situación en la que Sebas, de forma no consciente, cree que su conducta no depende de él, sino de su profesor. Es imposible que Sebas (y cualquier niño de su clase) se porte bien toda la mañana. Así que la dualidad portarse bien/portarse mal no favorecía la situación. De alguna forma cuando aparecía en la agenda una valoración positiva, era más bien por la buena voluntad de su profesor o por una evaluación global muy, muy subjetiva. PROBLEMAS DE ESAS MEDIDAS El sistema de anotar en la agenda con dos posibilidades que resumen cinco horas en el colegio no estaba resultando eficaz y el comportamiento de Sebas no mejoraba. Al propio tutor, le resultaba complicado tener que decidir todos los días lo mismo… más bien, encontrar argumentos para que llevara escrito un “se ha portado bien”. Además reconocía que le dolía que por esa anotación el niño se pasara la tarde castigado. En la próxima entrada  explicaré la propuesta alternativa que se realizó.

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jesusjarque

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