Curiosamente para algo tan decisivo como ser padre o madre no se exige pasar un periodo de formación, ni superar un examen, ni tampoco disponer de un certificado que acredite la idoneidad. Sin embargo, la mayoría de los padres experimentan que sus hijos vienen “sin libro de instrucciones” y se ven obligados a educar según su intuición o los consejos de personas cercanas, pero sin la seguridad de que están haciendo lo conveniente. Tampoco está institucionalizada en nuestra sociedad la formación de las familias. Sin embargo, una de las líneas de actuación de la orientación educativa en España es la colaboración y el apoyo a los padres y madres en su labor educativa. El objetivo de este artículo es animar a los orientadores y orientadoras a llevar a cabo actuaciones sistemáticas en este ámbito de la orientación. Es una necesidad que casi todas las familias expresan. Además, si les ayudamos a educar mejor, contribuiremos a mejorar la educación de los alumnos de nuestros centros. La finalidad de la intervención con las familias no es otra que ayudarles a mejorar sus pautas educativas, entendidas como las estrategias que utilizan para educar a sus hijos. La actuación de los orientadores y orientadoras debe respetar dos principios básicos de la orientación educativa. En primer lugar, el principio de prevención. La intervención con las familias debe ser sobre todo preventiva, encaminada a mejorar sus competencias educativas, a ser posible, antes de que surjan problemas de conducta o similares. En segundo lugar, las actuaciones atenderán al principio de intervención precoz. Cuanto antes se actúe, más efices resultarán las acciones. Los primeros años de la Educación Infantil son el momento privilegiado para ayudar a las familias a mejorar las pautas educativas y es el período en el que la influencia de los padres en los hijos es más efectiva. La formación de las familias se puede canalizar a través de diferentes actividades y estructuras. Una de ellas es la organización de escuelas de padres y madres, bien como charlas coloquio o como grupos de debate. Los orientadores tenemos mucho protagonismo en la dinamización de estas escuelas. Una segunda actividad es el asesoramiento individualizado, atendiendo a las familias que lo soliciten. Las nuevas tecnologías a través de los blogs, el correo electrónico o las redes sociales, nos brindan también considerables posibilidades. Una de las actuaciones que vengo llevando a cabo en los últimos años, es el desarrollo de un “Programa de mejora de las pautas educativas en el hogar”. Es un programa preventivo y de intervención precoz, destinado a todas las familias de los alumnos que se incorporan al primer curso de Educación Infantil. Es voluntario, aunque la participación ronda en torno al 85 %. El procedimiento consiste en remitirles un cuestionario sobre pautas educativas básicas y mantener posteriormente una entrevista individual con cada una de las familias participantes. En la entrevista se comentan los resultados del cuestionario, se resaltan los puntos fuertes y se señalan los puntos débiles que deberían mejorarse, si fuera el caso. Es una ocasión privilegiada para que las familias conozcan desde el comienzo la figura de orientador, para reforzar a aquellos padres que mantienen pautas adecuadas y para asesorar de manera preventiva a aquellos que deben mejorar en algunos aspectos. En ciertos casos, se establece un seguimiento especial  por parte del orientador para acompañar en la mejora. Mi experiencia personal es que a los orientadores les preocupa este tema. No es casualidad que en los últimos años y desde diferentes centros de formación, me requieran para presentar estrategias de intervención con las familias. La respuesta siempre es numerosa, incluso en los casos en que estas actividades formativas han tenido que celebrarse en fin de semana. Para nosotros como profesionales, colaborar con familias  es un reto que nos exige, al menos, formación, disponibilidad y sensibilidad hacia este tema. Estoy seguro de que a muchos orientadores y orientadoras la intervención con las familias os interesa... quizás os apasiona. A todos os animo a sistematizarla y a ponerla entre vuestras prioridades. Hace tiempo escuché una máxima que viene muy bien al caso: “las personas primero, los papeles después”.