El miedo a la oscuridad en los niños

El miedo a la oscuridad en los niños pautas para afrontarlo

El miedo a la oscuridad  en los niños es uno de los temores más frecuentes en esas edades. Suele ser un motivo frecuente de consulta y en muchas ocasiones, modifica la vida familiar: el niño no puede dormir solo, necesita a sus padres para dormir…

En este artículo te explico en qué consiste y cómo abordarlo para que los niños puedan superarlo.

El miedo a la oscuridad en los niños es frecuente

El miedo a la oscuridad en los niños es relativamente frecuente. Suele aparecer hacia los dos o tres años. Se manifiesta de diferentes formas, pero lo más común suele ser el miedo a dormir con la luz apagada, transitar o permanecer en lugares oscuros o con poca luz. En algunos casos, el miedo se termina convirtiendo en un problema ya que es de tal intensidad que el niño está condicionado por él y le impide funcionar con normalidad.

El tema del miedo ya lo he abordado en diferentes ocasiones en Familia y Cole.  En otros artículos expliqué en qué consiste el miedo en los niños; la diferencia entre miedo y fobia, también en la infancia; y cómo actuar frente a los miedos de los niños. En este caso me centro en ofrecerte unas pautas concretas para este temor.

Por qué se produce

Las causas que provocan el miedo a la oscuridad en los niños son diversas. Uno de los motivos suele ser la dificultad para diferenciar la realidad de la ficción en las edades tempranas. Su imaginación puede alimentar esos temores. En el caso de la noche, además,  el temor se acrecienta por la inseguridad que les provoca el hecho de separarse de sus padres a la hora de dormir. Para el desarrollo cognitivo del niño pequeño, le resulta complicado anticipar que tras la noche, vendrá un nuevo día.

Pautas de actuación

Las pautas de actuación que cómo padres debéis llevar a cabo en el caso del miedo a la oscuridad en los niños son las siguientes:

  • Una primera medida preventiva, consiste en evitar exponer al niño a determinadas escenas de programas de televisión o películas que le puedan provocar temor y preocupación. Incluso ciertas conversaciones de los adultos pueden inducir este temor.
  • En segundo lugar, los padres debéis ser un ejemplo positivo de cómo afrontar los miedos y temores en general. Padres demasiado aprensivos e inseguros que se manifiestan así en situaciones cotidianas, pueden contagiar este miedo a sus hijos.
  • La sobreprotección excesiva, la falta de autonomía e independencia, no ayuda a superar los miedos, tampoco el miedo a la oscuridad en los niños. Si la respuesta a los miedos es sobreproteger, reforzáis la idea de que hay efectivamente un peligro y motivos para temer.
  • Los padres empeoráis la situación si utilizáis el miedo a la oscuridad como amenaza“te voy a llevar a una habituación oscura”, humillándolo o mostrándoos indiferentes.
  • Más en concreto, te propongo que te sientes con él en una habitación oscura y le preguntes qué le da miedo, escuchándolo y comprendiéndolo, sin exagerar, ni tampoco mostrar indiferencia. En esos momentos explícale qué ocurre en la oscuridad y por qué algunas de nuestras percepciones (ruidos o visiones) suelen estar equivocadas.
  • Es clave que se acostumbren a permanecer progresivamente la oscuridad. Podéis comenzar estando junto al niño en una habitación oscura y que os cuente lo que siente. Posteriormente podéis estar en la misma habitación oscura pero cada uno en un lado de la misma. Después el niño puede estar solo en la habitación oscura y vosotros en la puerta. La clave está en ir progresivamente abordando la permanencia en oscuridad: primero junto a un adulto, para poco a poco en llegar a estar solo.
  • Algunos juegos pueden ayudar a estar en la oscuridad y superar el miedo. Por ejemplo, jugar al escondite con la luz apagada; seguir a papá o mamá por las habitaciones oscuras, etc.
  • Si teme por ejemplo, ir desde la sala de estar al baño solo, por miedo a la oscuridad y os pide que le acompañéis, podéis comenzar haciéndo y progresivamente ir alejándose: primero le acompañáis y le esperáis en la puerta; más adelante le dejáis a unos metros del baño y allí le esperáis... más adelante, solo le acompañáis hasta la puerta de la sala de estar... así, progresivamente hasta que sea capaz de ir solo.
  • Debéis reforzar sus intentos y sus pequeños logros en este aspecto con elogios y palabras de ánimo.

Miedo a la oscuridad a la hora de dormir

El miedo a la oscuridad en los niños suele ser más intenso a la hora de dormir. En estos momentos las pautas que podéis llevar a cabo son las siguientes:

  • Establecer una rutina sistemática y constante previa al momento de irse a dormir. Esto quiere decir que sigáis siempre la misma pauta. Por ejemplo, puede ser, ponerse el pijama, acompañarlo a la habitación, leerle un cuento, solo uno, despedirse y apagar la luz.
  • Podéis comenzar utilizando algún tipo de iluminación tenue del dormitorio del niño. Por ejemplo, puede ser suficiente dormir con las persianas subidas. Es posible que sea necesario dormir con alguna pequeña luz en la habitación. Pero la idea es reduciendo poco a poco esa iluminación. En otros casos, ayuda al miedo a la oscuridad en los niños, disponer de una linterna que la pueda usar cuando crea conveniente o necesite levantarse durante la noche.

¿Y si nada funciona?

La idea general es que el niño debe acostumbrarse a hacer frente a sus miedos con el apoyo de sus padres. La manera de afrontarlo es de manera progresiva, conociendo la realidad que teme y enfrentándose a ella. Sobreprotegerlos y evitarles directamente el miedo es solo una solución temporal.

Pero es posible, que a pesar de las medidas, el miedo a la oscuridad en los niños permanezcan con tal intensidad que viva esos momentos con una gran angustia y le impida funcionar con normalidad. En otros casos, los padres no sois capaces, por diferentes motivos de llevar a cabo esas medidas.

En esas circunstancias, sería conveniente abordar el problema con un especialista que tenga experiencia de trabajo con niños y que domine la intervención en los casos de miedos y fobias.

  • CABANYES, J (2007) Los miedos en la infancia. En ÁLAVA REYES, M.J. Psicología que nos ayuda a vivir. Madrid. La Esfera de los libros. Págs. 187-200
  • AUGUSTYN, M. (1996) En ZUCKERMAN, B. y PARKER, S. Pediatría del comportamiento y del desarrollo. Barcelona. Masson. Págs 179-182

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