Existe diferencia entre miedo y fobia, aunque en el lenguaje coloquial se suelen utilizar como dos conceptos sinónimos. Sin embargo, desde el punto de vista psicológico son fenómenos diferentes que precisan además, una intervención distinta.

En este artículo te explico ambos conceptos, la diferencia entre miedo y fobia, especialmente en los niños, y las consecuencias que todo ello conlleva.

Diferencia entre miedo y fobia en los niños

Para entender la diferencia entre miedo y fobia, te explico primero cada una de las dos emociones, especialmente en los niños: el miedo, por un lado y la fobia por otro.

Qué es el miedo

El miedo es una emoción negativa que se experimenta ante un objeto o suceso que resulta una amenaza más o menos inminente para uno mismo o para los demás.

El miedo es natural y frecuente, y cómo ya te expliqué en otra entrada, tiene una función de supervivencia: gracias al miedo evitamos situaciones de riesgo y de peligro para nuestra seguridad y nuestra vida.

Ante el miedo, tanto niños como adultos, pueden responder haciéndole frente y superándolo, hasta el punto de reforzar la confianza en uno mismo. El hecho de sentir miedo ante determinadas circunstancias, no impide que el niño o el adulto pueda funcionar con normalidad en su vida diaria.

Qué es una fobia

Por su parte, la fobia es un temor intenso, persistente y compulsivo. El niño o el adulto identifica claramente el estímulo que provoca el temor.

Sin embargo, en la fobia, el temor es de tal intensidad y desproporción que tanto al niño como al adulto, les resulta difícilmente controlable. Ambos son conscientes de su desproporción y admiten que no hay razones objetivas para sentir un temor tan desproporcionado.

Finalmente, la fobia, por su intensidad, interfiere la vida diaria del niño o del adulto, le impide funcionar con normalidad en algún aspecto. Por ejemplo, una fobia a los perros, puede impedir pasear o practicar deporte por determinados espacios donde suele haber perros acompañados de sus amos.

Diferencia entre miedo y fobia

La diferencia principal entre ambas emociones son dos:

• Por un lado, la intensidad y desproporción de la emoción; en el caso de la fobia es mucho mayor  que en el miedo.
• En segundo lugar, las consecuencias. La fobia llega a interferir algunos aspectos de la vida diaria del niño o niña, cosa que no sucede en el miedo.

Por ejemplo, un niño puede tener miedo a los globos y sentir cierto temor cuando los ve o participa en una fiesta de cumpleaños. Pero si se trata de una fobia a los globos, la intensidad del temor le impide asistir a la fiesta y provoca una reacción desproporcionada como huir de la fiesta o gritar, solo con la presencia de los globos.

Qué hacer ante una fobia

Una vez explicada la diferencia entre miedo y fobia, te preguntarás qué se puede hacer. A veces los padres no sabéis realmente distinguir si lo que vuestro hijo presenta es un miedo o es una fobia. Por ejemplo, frente a muchas situaciones como la oscuridad, ciertos animales, los globos, a separarse de la madre, a viajar en avión, al colegio, a los dentistas...

Una medida es comprobar si el miedo de tu hijo se prolonga en el tiempo más de veinte días y es de tal intensidad que le hace vivir angustiado, le provoca un malestar considerable (por ejemplo, le provoca dolores de tripa, vómitos, dolor de cabeza intenso...) o le impide realizar algunos aspectos de su vida diaria: no puede dormir solo, acudir a fiestas, pasear, acudir a las revisiones del dentista...

En este caso, como medida general, debería afrontar el problema con un especialista que valore la situación. Los dos especialistas de referencia a los que acudir en primer lugar son el orientador educativo, en el ámbito escolar y el pediatra. Ellos tienen experiencia de trabajo con niños, lo conocen y pueden valorar la situación y adoptar las primeras medidas de intervención. En algunos casos, pueden aconsejar derivar al niño o a su familia a otros profesionales.

También pueden acudir a un psicólogo clínico o psiquiatra que tenga experiencia de trabajo con niños. Por tanto, pediatras, orientadores educativos, psicólogos clínicos o psiquiatras infantiles, son los profesionales indicados a los que acudir.

En España, las Unidades de Salud Mental Infanto Juvenil (USMIJ) cuentan con alguno de estos profesionales y forman parte del sistema público de salud. A estas unidades se acude derivados por los pediatras.

Los profesionales que intervienen sobre los miedos infantiles suelen analizar la situación:

• A qué tiene miedo el niño o niña
• En qué situaciones
• Qué consecuencias tiene para el niño y su familia
• Factores del niño y del contexto familiar que pueden estar incidiendo en el miedo infantil
• Puntos fuertes de que se disponen para actuar sobre el miedo.

Después de analizar la situación facilitan pautas y medidas generales para que la familia, desde el hogar, aborde el problema.

En cualquier caso, en próximas entradas, abordaremos algunas de las fobias más comunes entre los niños de Educación Infantil y Primaria.