"En casa, tanto mi marido como yo nos hemos quedado en el paro. Hemos pasado de vivir una situación acomodada, con un cierto nivel de vida, a un momento muy preocupante y lleno de incertidumbre. Tenemos un hijo de 11 años y no sabe nada. Le hemos dicho que papá sigue trabajando y que yo lo hago desde casa. No queremos que se entere de la situación para no preocuparle y, en la medida de lo posible, le mantendremos su nivel de bienestar mientras podamos".
En esta entrada voy a exponerte mi opinión sobre esta forma de actuar: ocultar a los hijos los problemas de la familia.
No queremos que nuestro hijo lo sepa: en qué consiste
Es una realidad muy extendida entre las familias que consiste en ocultar a los hijos situaciones problemáticas que están viviendo, para que parezca que no hay problemas y que todo es maravilloso.
He puesto como ejemplo el problema económico del desempleo, pero también ocurre con enfermedades graves o procesos de separación de la pareja. La actitud es clara: nuestro hijo no se puede enterar.
¿Por qué actúan así las familias?
Considero que los padres están dispuestos a disimular y sacrificarse con la mejor de las intenciones y en los múltiples casos que conozco, las razones de actuar así suelen ser las que expongo a continuación.
1. Evitar sufrimiento y preocupación
La primera razón suele ser una actitud de sobreprotección: evitar que los hijos se preocupen y sufran como lo están haciendo los padres. En ocasiones, se evita el sufrimiento sin más motivo, otras veces, para que no les distraiga de sus estudios.
2. Mantener los "Mundos de Yupi"
Desde el nacimiento, los padres se empeñan en que sus hijos vivan de manera permanente y si es posible, de por vida, en los Mundos de Yupi; es decir, en un mundo maravilloso y de color, donde todo es felicidad, disfrute y placer; donde no existen contratiempos, preocupaciones, dolor, ni esfuerzo por conseguir nada.
Los “Mundos de Yupi” son una gran mentira que los padres se empeñan en mantener a toda costa. Porque en la vida, hay “cuestas arriba”, “días de niebla”, preocupaciones… y esfuerzo.
Hablar de la enfermedad de papá o de mamá o de los problemas económicos que tenemos y que ya no podemos vivir como antes, supone desvanecer la gran mentira y eso, piensan los padres, es algo que sus hijos no soportarían.
Consecuencias
El asunto es grave porque tiene consecuencias en el desarrollo de los niños y porque provoca, como vamos a ver, un efecto boomerang que se volverá contra ellos mismos.
1. Visión falsa de la realidad
Lo primero es que los padres están engañando a sus hijos: les están contando una gran mentira. Les están dando una visión falsa de la realidad: las cosas no están así.
A veces los padres se quejan de que sus hijos son egoístas, de que no tienen consideración, pero se olvidan de que sus hijos no saben la verdad: si les decimos que “esto es Jauja”, ellos viven como ciudadanos de esa ciudad.
2. De los problemas no se habla
Una de las consecuencias más importantes es que los padres enseñan a sus hijos una regla de oro: “entre nosotros, no hablamos de problemas porque nos hacemos daño”.
Si los padres no comparten las situaciones difíciles, no se extrañen de que más tarde, sus hijos tampoco hablen con ellos de lo problemas que tengan. Tampoco los hijos quieren hacer sufrir a sus padres.
Desde mi experiencia es una de las consecuencias que más cala en los hijos: aprenden que los tema problemáticos se abordan con amigos o conocidos, pero nunca en casa.
3. Personas débiles
Otra de las consecuencias de esta actitud es que finalmente no construimos un aspecto muy importante de la inteligencia emocional de los niños: la fortaleza, entendida como capacidad para poder afrontar las vicisitudes de cada día.
Simplemente hacemos personas débiles, con una capacidad de tolerar frustraciones cada vez menor.
Mi posición sobre el tema
Mi opinión en este aspecto es muy clara y la expongo a continuación.
1. Informar y compartir
Hay que compartir e informar en familia de las diferentes situaciones que se están viviendo, también de las situaciones problemáticas.
Habrá ocasiones en las que no haya que dar demasiado detalles, pero estoy en contra de hacerles vivir en los Mundo de Disney: la vida es maravillosa, pero el sufrimiento y los problemas forman parte de ella.
En el ejemplo inicial, se trata de reunirse en familia y exponer el problema: papá y mamá se han quedado sin trabajo, mientras buscamos y encontramos, tendremos que ajustarnos a esta nueva situación.
Además, considero esto se debe hacer desde que son bien pequeños y tienen una mínima capacidad para comprender.
2. Explicar las consecuencias.
Además de exponer la situación hay que explicarles las consecuencias que conlleva. En el tema económico, por ejemplo, supone que todos nos tenemos que “apretar el cinturón”.
Hay que ser honestos y delicados en este aspecto, sobre todo evitando reproches continuos y culpabilidades. La situación ha cambiado y tenemos que colaborar cada uno a su manera.
3. Comprensión
La gran mayoría de los niños y niñas, cuando se les ha explicado la realidad y las consecuencias, se suelen mostrar muy comprensivos y colaboradores con la situación. Casi todos los padres comentan que se sorprenden de la reacción de sus hijos.
4. Unión
Cuando se comparten en familia estas experiencias y vicisitudes, se produce en la familia más cohesión, más cooperación y se estrechan los lazos.
5. Aprendizaje
Es una forma muy concreta de enseñarles que los problemas se sobrellevan mejor cuando se comparten con las personas que queremos especialmente.
Estos hijos no tendrán inconveniente en compartir con sus padres sus propias preocupaciones.
6. Fortaleza
Por último, contribuiremos hacer a nuestros hijos más fuertes y a ponerlos en disposición de afrontar los problemas de la vida con energía y determinación.
¿Y vosotros qué opináis?
jesusjarque
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15 comentarios en “No queremos que nuestro hijo lo sepa”
Hola Jesús, por mi experiencia como hija, te puedo decir que siempre me informaron de todo cuanto acontecía en nuestra casa; enfermedades, problemas económicos, familiares… Todo.
Yo sigo la misma actitud con mis hijas, aunque son pequeñas, les contamos las cosas tal y como son. Cierto es que algunos familiares intentan «limar» o «inventar» algunos comentarios pero nosotros seguimos la misma línea.
Comparto 100% tu postura.
Por cierto, he oído que vas a dar alguna charla en la zona de Manzanares. ¿Podrías informarme? Gracias.
muy buen artículo Jesús, 🙂
Estoy de acuerdo contigo. Hay que informarle, a su entender, pero informarles.
Lo de esta sociedad actual de esconderles todo lo que no es divertido y lo que es duro nos está llevando a individuos sin capacidad de sufrimiento, sin capacidad de trabajo y al final individuos fracasados.
Estoy totalmente conforme con el artículo. Es cierto que «tapar» las cosas es una forma de sobreproteger a nuestros hijos, lo que no les beneficia en absoluto. Pienso que se hace esto porque, en cierto modo, es algo que nos gustaría que nos taparan a nosotros. Por supuesto, los hijos duelen pero debemos de enseñarles en la realidad de la vida no en una realidad virtual.
Estoy totalmente de acuerdo contigo, lo mejor es hacer entender la realidad por la que pasa la familia en cada momento. No sirve de nada ocultar, pues la mentira tiene las patas muy cortas y al final nuestro nerviosismo o preocupación puede hacer que tengamos peor carácter y que nuestros hijos no entiendan nuestro comportamiento. Sin embargo si dialogamos y exteriorizamos nuestros sentimientos (sin exageraciones claro) esto nos ayudará a pasar el bache de mejor forma y más unidos, y todos los miembros de la familia saldrán fortalecidos, y creeme hablo por experiencia.
Yo tambien estoy deacuerdo con el articulo, en casa dentro de lo posible intento explicarles todo, en cierto modo para que sepan que no todo es color de rosa, ya sean problemas economicos o de cualquier otra indole.
totalmente de acuerdo! y lo has explicado fenomenal!!
un saludo
siempre hay que decirles la verdadera situación de todo , de manera que lo puedan comprender, si se miente a los niños por piedad , al final las consecuencias pueden ser muy graves y eso puede pasar factura, más vale ser felices con un cuenco de patatas , que hacer creer a nuestros pequeños que en el hogar pse puede comer un chuletón(es una forma de explicar , que no se puede vivir de las apariencias, los niños son muy inteligentes y a veces nos pueden enseñar ellos más a nosotros , según la dureza de las situaciones que viceversa……un saludo.
En mi casa siempre hemos compartido todo, lo bueno y lo malo, entre tod@s, yo creo que esto nos da seguridad, confian, al tiempo que transmitimos posibles soluciones entre tod@s lo que nos ayuda a saber como podrían resolver algún conflicto en otros ambientes donde nosotr@s no estamos para apoyarles y, a veces, también nos sirve para que nos sorprendan con su grado de madurez, o con sus enfoques que, en ocasiones, pueden llegar a ser mejores que los nuestros. Tod@s aprendemos de tod@s y nos ayudamos.
de mi parte no tengo ningun problema con españa, cada pais soluciona sus problemas.
Hola a todxs. Como madre con bastantes «problemas» desde hace unos años, siempre he considerado absolutamente necesario hacer partícipes a mis hijas de nuestras circunstancias explicándoles, de forma que lo entiendan, cuáles son éstas y hasta dónde se puede llegar. No consiste en soltar a bocajarro lo que va ocurriendo, sino enseñarlas a ser felices ocurra lo que ocurra. Para ello, por supuesto, lo primero es tener claro qué es lo verdaderamente importante: que estemos juntas las tres, con dinero y sin dinero, con lesiones o sin ellas, con dolores o sana como una pera, con coche o a pie… pero juntas y felices. Si tenemos claro qué es lo insustituible, los «problemas» económicos (así como cualquier otro que, tarde o temprano, tenga solución) se convierten en minucias, en obstáculos salvables que el día de mañana ellas también sabrán superar. Creo que a veces puede hacerles sentir peor ver que ocurre algo y no saber qué es, y les puede preocupar más que saber qué ocurre y comprobar que, aun así, somos felices.
¡Gracias Marina por tu testimonio! Las cosas, cuando las dice alguien que las siente son más creíbles.