El elogio es una forma de aprobación y como tal, tiene el carácter de reforzador generalizado, es decir, aumenta la frecuencia de la conducta elogiada en circunstancias similares. Pero al margen de cuestiones teóricas, elogiar a los hijos adecuadamente es una pauta necesaria en su educación como trataré de explicar a continuación. 1º. El elogio se debe ofrecer de manera inmediata ante comportamientos que queremos reforzar y que son adecuados. 2º. Hay muchas formas de elogiar. En primer lugar, expresando aprobación o expresando satisfacción: "muy bien"; "qué bien lo has hecho". Haciendo comentarios a terceras personas, por ejemplo a la pareja: "Papá, no sabes lo bien que ha hecho esto o lo otro nuestro hijo". 3º. El elogio es también una forma  de prestar atención, de esta forma el niño o la niña comprobará que se le presta más atención cuando se porta bien que cuando no lo hace. Así, evitamos que se porte mal para atraer nuestra atención. 4º. Al elogiar, es adecuado señalar el motivo y resaltarlo: "¡Qué bien has recogido hoy los juguetes y qué ordenado lo has dejado todo!" El elogio indica de una manera muy clara y concreta, que lo que ha hecho está bien y que así esperamos que se vuelva a comportar la próxima vez. 5º. El elogio debe ser creíble. Tampoco es necesario exagerar ni los gestos, ni las palabras, ni el tono de voz. Un giño, una sonrisa, un gesto, puede ser suficiente, e incluso una palabrita al oído: "Me ha gusto mucho como has ayudado a tu hermano". Todas las personas necesitamos aprobación y elogios. Sus hijos también. Cuando hay un mal comportamiento generalizado, los niños reciben pocos refuerzos de este tipo. Así que, aunque os cueste al principio, practicad el elogio, seguro que notan las mejoras.